“El
valor de un sentimiento se mide por la cantidad de sacrificio que
estás preparado a hacer por él.”
John Galsworthy
John Galsworthy
Como
todos los años, el circuito de Euskadi de triatlón, se divide en
dos etapas. Una primera etapa de triatlones Sprint, y una segunda de
triatlones de distancia olímpica, que comienza con el Triatlón
Olímpico Internacional de Donosti, que es a su vez, el campeonato de
Euskadi de la modalidad. Siendo sincero, me sorprendió el echo de
que durante la semana previa a la prueba, no estuve nada nervioso, ni
siquiera pensaba en ello, y supongo que se debe en parte a la
confianza que me han dado los triatlones sprint, que me han servido
para situarme tercero en el ranking del circuito de Euskadi.
Pensando
en que el circuito sería como el del año pasado, esperaba nadar
fuerte para salir bien colocado en la bici y hacer el recorrido en bici a
base de dar relevos en la grupeta, y salir a correr a arriesgar, con
un ritmo fuerte desde la salida. El objetivo en la carrera a pie era
hacer un tiempo lo más cercano posible a 37 minutos. Pero... no
todo sale siempre como se planea. Unos días antes, de la prueba, nos
mandaron un correo diciendo que el circuito de bici había cambiado,
y que ahora, la subida a Igeldo, no iba a ser la única. Bueno, si ya
la subida a Igeldo era dura, lo del otro día fue criminal. En los
40km que conformaban el sector de ciclismo, había un desnivel
positivo de 1.111.350 metros. Alguno de los triatletas profesionales
y olímpicos australianos, ya hacían referencia en facebook a que
este era el perfil de bici más duro que había hecho jamás. Y yo,
en la bici, es donde cojeo.
Bueno,
pero para esto entrenamos tanto.
La
salida fue, bastante limpia para haber sido 850 triatletas. Escasos
golpes, y rápidamente me posicione en un grupo. A medida que
pasábamos boyas, había gente del grupo que se iba dejando caer, y
en una de esas, uno de los que se dejo caer, iba delante de mí, y al
intentar bordearlo perdí los pies del grupo en el que iba. Sin
embargo, a pesar de ir a un ritmo fuerte, iba cómodo. En cuanto pisé
la arena, vi que habia nadando bien, ya que me rodeaba gente buena,
gente que se había metido a mis pies cuando perdimos el grupo y me
puse a tirar. Salimos juntos Arkaitz Castellanos y yo, lo cual
significaba que en bici haríamos un grupo bueno. La posición en la
que salí del agua, fue el 31.
Como
ya he dicho, entre Arkaitz y yo, salimos dando relevos en la bici, y
aunque teníamos a un tercero en el grupo, este no daba la cara. Más
adelante, se nos unieron otros varios triatletas, y gracias a ello,
cada vez íbamos mas rápido. Salí al relevo con todo lo que tenía
para engancharme a su rueda y lo conseguí. La bici es un deporte que
suelo entrenar junto con Julen muchas veces, y se de primera mano que
es mucho mejor que yo en este segmento. Intentando seguirlo en llano,
me veía muy bien, pero ignorando lo que venia por delante. En cuando
empezamos a subir Arratzain, y aunque pude seguir en el grupo de
Julen hasta llegar arriba, empezó la mayor agonizada de mi vida.
Nunca en la vida he sufrido tanto. Ya entrenando me cuesta seguir a
Julen en los puertos, pues en carrera que va al 100%... A medida que
aparecían las paredes, una detrás de otra, 13-17-18-19% mi cuerpo
se iba resintiendo, pero había que aguantar, no había otra, porque
después venía un tramo llano hasta empezar a subir Igeldo. Mis
pulmones parecían no poder más, cada respiración era como la de un
asmático que tiene que forzar a que el aire entre en los pulmones,
pero era tal la dureza de la subida que si parabas, te caías de la
bici, y tenias que subir dándolo todo para no caer para atrás. Sin
embargo, los aficionados situados en estas rampas, erán de mucha
ayuda. La verdad es que aunque lo pase un poco mal, estoy orgulloso
de haber podido aguantar ese nivel de sufrimiento.
A
falta de pocos metros para terminar de subir Arratzain, se nos junta
Kristian Quintans. Una vez en el llano, es Kristian quien coge las
riendas del grupo y empieza a rodar y a arrastrarnos a todos con él.
Cualquiera le daba un relevo...menudo ritmo llevaba.
Igeldo,
a pesar de su dureza, quedó totalmente eclipsado por la subida a
Arratzain. Se hizo hasta fácil, aunque en realidad íbamos todos muy
cascados, y yo siguiendo a Kristian, volví a parecer un asmático..
Al coronar Igeldo, en una despiste antes de la última rampa, pierdo
el grupo, y aunque después voy dándolo todo para cogerles, no lo
consigo.
Después
de haber forzado tantísimo en la bici, ahora venía el show. Nos
bajamos de la bici y empezamos a correr. Corriendo por boxes, parece
que las piernas responden bien, muscularmente estoy bien, aunque con
bastante fatiga acumulada, pero nada duele y parece que todo funciona
como tiene que funcionar. Desde la salida no me lo pienso, y voy a
por un tiempo de sub 38. Salgo a tope, arriesgando. La primera vuelta
me sale muy bien, aunque voy notando que la fatiga es ya casi máxima.
La segunda vuelta, es un calvario. No puedo bajar el ritmo, aunque he
pasado a varios triatletas, no me puedo permitir aflojar, porque voy
tan vacío que si aflojo, no voy a poder recuperar así que voy
pensando en agarrarme a cualquier cosa que pueda hacerme seguir
corriendo a ese ritmo. Me pongo un objetivo, y es que quiero pasar a
un triatleta que me ha ido ganando en todas las carreras menos en el
Sprint de Bermeo, y es que le veo en el horizonte. Sé que soy mejor
corredor que el así que me concentro, ignoro el dolor y tiro para
adelante. Llego a ponerme a su par a falta de unos 1.7km pero al de
poco de ir a su par, ya si que me noto totalmente vacío y empiezo a
ceder terreno. Entonces, me pasa un misil llamado Joseba Plagaro. Ya
le había visto que venía en los giros e intentaba que este no me
cogiera, pero... Finalmente, entro en meta en posición 44 en la
general y el 37 en el campeonato de Euskadi de Triatlón Olímpico.
El
sector de bici me había pasado factura y no pude correr los 10km en
el tiempo que tenía en mente. Cabe decir, que salieron entre 10.5 y
10.6 km y me tomaron un tiempo de 40min50seg completarlos. Esto
“equivale” a un tiempo de unos 38min 40seg en el 10000. Aunque
sólo sea una burda referencia, es un tiempo que me sube el ánimo y
me da confianza, ya que si con la fatiga que llevaba fui capaz de
correr en ese tiempo, creo que con un circuito de bici más
asequible, sería capaz de rondar los 37 minutos. Pero esto es
especular, ya se verá a lo largo de la temporada.
Esto
es en un principio todo lo que me viene a la cabeza, pero seguro que
hay mil historias que ahora mismo no recuerdo.
Para
terminar, felicitar a Julen Diez y a Kristian Quintans por la
esplendida carrera que hicieron. En bici vais como una mala bestia. Y como no, a mi entrenador Gorka Bizkarra, por su 4 puesto en Buelna.
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